La Recta Final
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1988-1993 Un proyecto cercano al fin de siglo

Los años invertidos en este proyecto supusieron un esfuerzo que nos permitió acercarnos a la experiencia de ser un grupo de rock con proyección nacional.

Nos quedamos a las puertas de la final del concurso de rock Villa de Madrid cuando la organización descubrió que el único componente del grupo (Alfonso), de origen madrileño, vivía en Zaragoza.

Conseguimos firmar un contrato con una compañía discográfica de Madrid para grabar dos discos. El productor del primero nos estafó preparando un producto tecno pop que se alejaba de nuestro estilo. Nunca defendimos ese sonido y el disco se arrastró sin pena ni gloria. Se canceló la grabación del segundo, pero seguimos trabajando manteniendo nuestro estilo.

La Recta Final

Actuamos en directo y en play back en varias ocasiones en Madrid, Zaragoza y otras ciudades y pueblos. Nos entrevistaron radios y televisiones locales y madrileñas, periódicos… Lo más importante fue la sensación de pisar el escenario y defender con éxito nuestras canciones en directo. La mezcla de emociones antes del concierto, el apoyo de los fans y amigos, los viajes, cargar y probar sonido, el calor de los focos, la energía del directo, volver a casa al amanecer tras horas de viaje…

Vivimos el principio del fin de siglo con una tecnología superada actualmente. No existían los medios que ahora facilitan el acceso a grabar con calidad digital desde tu casa, ni CD, ni los ordenadores personales, o los teléfonos móviles, por ejemplo. No han pasado tantos años, pero entonces sólo había discos de vinilo o casetes que ya casi nadie utiliza.

En cuanto a lo personal, se da la casualidad de que los tres componentes básicos y permanentes de «La Recta Final» Rosa, Lucio y Antonio somos Tauro. Un detalle que quizá no tenga interés musical pero que podría explicar la constancia y la duración del proyecto.

La Recta Final

Lucio escribía las letras sobre melodías propias o partiendo de improvisaciones que de vez en cuando practicábamos para generar ideas frescas y que grabábamos para luego entresacar los momentos más lúcidos y creativos. Tanto los instrumentos de cuerda como la voz de Rosa aportaban nuevas ideas sonoras.

En algunos momentos se trabajaba la percusión con baterías y en otros con caja de ritmos, con el inconveniente de la exactitud o falta de alma en el ritmo. En las fases que dispusimos de percusionistas disfrutábamos más aún con el ambiente sonoro, aunque el volumen de ensayo crecía irremediablemente. Casi siempre había algún amigo arropando al grupo en el local haciendo del trabajo un placer.

La Recta Final

Musicalmente, LRF tuvo un inicio de ambientes líricos, de rock casi épico y letras con cierto aire existencial. Tras un cambio, LRF hizo un pop-rock más dinámico y cristalino, con letras de un tono marcadamente social y de relaciones. En la última época, el sonido se endurece considerablemente hacia un rock más agresivo, con gran contundencia de la base rítmica. Las letras exploran los sueños y los arquetipos colectivos.

Por LRF han pasado bastantes músicos, especialmente baterías. De entre ellos, destacar a dos por su duración en el grupo y sintonía personal: Carlos Laborda y Raúl Monclús. Un recuerdo muy cariñoso para nuestro teclista durante bastante tiempo: Alfonso de la Antonia.